Originario de Chile, inicialmente considerado una ardilla, el degú fue descubierto por un jesuita, el padre Molina, lleva poco tiempo entre nosotros como animal de compañía. El error inicial de clasificación vino por su modo de vida similar al de algunas ardillas terrestres como la listada. En la actualidad tiene su propia familia Octodontidae (dientes en ocho), y están muy relacionados con las chinchillas (Chinchillidae) y los cobayas (Caviidae).
Son animales muy sociales, que viven en grupos familiares donde pasan parte del tiempo reforzando vínculos. Por esto mismo nunca debemos tener un degú solitario, siempre debemos partir como mínimo de una pareja. Además necesitan mucho espacio para desenvolverse y nunca deberían estar en jaulas destinadas a hámsteres. El Degú es un animal de actividad diurna, con lo cual podremos interactuar con ellos la mayor parte del día. Necesitan un hábitat variado, con espacio como dijimos antes, escondrijos, sitios altos, material para roer (son muy activos, en este sentido les gusta la madera dura sobre todo). Además disfrutan, y necesitan, de baños en arena de playa. Son muy juguetones y les gusta interactuar con las personas, se subirán ellos solos en nuestras manos, nos morderán suavemente las uñas en señal de afecto, pero siempre preferirán interactuar entre ellos (si soltamos una pareja de degús por una habitación extraña la inspeccionaran y correrán al encuentro uno del otro para socializar y después seguirán inspeccionando). Nos agradecerán algo de caso por nuestra parte, pero preferirían ser observados meramente la mayor parte del tiempo mientras van a lo suyo, y lo suyo es entre otras cosas, como dijimos antes, roer. Nunca perdáis de vista a un degú fuera la jaula si queréis conservar libros, muebles y cables (ojo con los cables pueden morir electrocutados) en perfecto estado. Son animales gregarios y sociales pero ¡OJO! No mezcléis con otras especies si no queréis tener que habilitar una enfermería en casa. Los degús hablan; no en el sentido de comunicación humana, pero si emiten una gran variedad de sonidos para comunicarse entre ellos, incluso de cerca.
Una gran diferencia de los degús con sus “primas” algodonosas, las chinchillas, son los colores de su pelaje. Mientras que las chinchillas tienen, debido a la domesticación, variedad de capas de colores, los degús son solo de color salvaje. La dentadura de los degús también es más resistente, está cubierta de una capa especial que le da un toque “amarillento” otorgándole más resistencia.
Ya hablamos anteriormente que necesitan jaulas grandes (o terrarios grandes), que deben tener ramas, rocas, escondrijos, una bañera con arena, material para roer y un lecho; este lecho es recomendable que sea de madera prensada o celulosa prensada. Hay que desechar la idea de lechos de arena de gatos o de paja. Deberemos tener cuidado con las ruedas para roedores, los degús tienen un sistema de supervivencia similar a las lagartijas, la piel de su cola se desprende fácilmente si tiramos de ella, quedando parte de los huesos al descubierto y cayéndose finalmente. Si la cola se engancha en la rueda el animal la perderá con casi toda seguridad.
Vamos a terminar con la alimentación. Son animales adaptados a la ingesta de alimentos con mucha celulosa, con lo cual deberemos suministrarles heno, que demás usaran como material para nidos. Al heno deberemos sumar flores, hierbas aromáticas, semillas, raíces. Existen piensos muy buenos específicos para degús, pero en caso de no acceder a ellos podemos darle piensos para cobayas mezclados con guisantes copos de avena y algo de pasto. Deberemos evitar como premios las frutas dulces, ya que son propensos a sufrir diabetes, en su lugar podemos dar col, endibia, zanahoria….